Mujeres, madres y trabajadoras sexuales
Morelia, Michoacán. Con ganancias por noche que pueden ir desde los cuatro mil pesos, dependiendo del lugar donde se trabaje y de si ofrecen servicios sexuales o en despedidas de solteros, muchas de las mujeres que trabajan en establecimientos de table dance también son madres.
Según el Ayuntamiento de Morelia, en la ciudad hay 26 de estos negocios, y aunque en su momento se manejó que eran operados por la delincuencia organizada para lavar dinero, mientras tengan licencia vigente, la autoridad municipal les permite operar.
Xiomara: algún dÃa
Yo no hago servicios afuera, pero a veces hay clientes que quieren seguirla y nos invitan, una sabe a lo que le va arriesgando porque luego se quieren pasar, pero pus ya estando ahÃ, ya una medio borracha como que le valeâ€, dice Xiomara mientras le da traguitos a su cerveza.
No es de Morelia, como muchas de ellas; dice que es de Michoacán pero no quiere decir de dónde. “¿Qué tal si eres de donde mismo y vas y platicas?â€. No se logra distinguir su acento. “Llevo ya siete años acá, me vine porque una amiga me dijo que acá podÃa trabajar en una casa, pero, la neta, de sirvienta son unas chingas y pagan bien poquito, y yo tengo que sacar para mandarle a mi niño, que lo tengo alláâ€.
–¿Quién te lo cuida?
Pierde la mirada, como transportándose. “Mis papásâ€.
Su historia es la de muchas: embarazo adolescente. En su caso, cuando tenÃa 17 años, el novio de aquel entonces, quien sólo aguantó, asà lo dice, un año, “porque cuando vio que los niños cuestan le valió, él querÃa seguir de muchacho, ir a bailes con amigos, tener novias. Yo también estaba chiquilla, pero no por esoâ€.
Un dÃa ella le reclamó las infidelidades, la falta de dinero, las salidas nocturnas del papá de su hijo (como muchas madres solteras, esa es la única denominación que le merece su ex pareja) y la vida que llevaba, siempre con malas caras de la suegra y las cuñadas. Entonces él simplemente le dijo: “Si no’stás a gusto, ya sabes, ahÃ’stá la puertaâ€.
Entonces agarré a mi niño y me fui a casa de mis papás. Luego fue a buscarme, que querÃa que nos arregláramos, y mi papá que le dice ‘tú que la vuelves a buscar, yo que te mato cabrón’, y ya no volvió a irâ€.
Llegó a ese lugar como, dice, llegan muchas: rodando. “Al principio querÃa de mesera, pero el encargado me vio y me dijo que por qué no mejor le entraba a bailar y fichar, que dejaba más, y que aparte de esas siempre estaban contratandoâ€.
Comenta que no lo pensó mucho, porque “eso de trabajar en un Oxxo, en una zapaterÃa, pus sÃ, está bien, pero sólo que no tengas compromisos. Yo tengo un hijo, mis papás no son de feria, también van al dÃaâ€.
Ya lleva tres cervezas, sólo asà se puede seguir quedando en la mesa porque, aunque es un dÃa flojo, hay clientes que atender. Ya casi le toca ir a la pista, “después de esta chava que va a salir sigo yoâ€. El futuro es incierto pero sabe lo que quiere, algún dÃa: “Quiero salirme de esto, quisiera poner una estética o algo asà y traerme a mi niño, algún dÃaâ€. Y se levanta rápido porque el garrotero ya le hizo la seña.
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Por: La Voz de Michoacán