Miles de Morelianas de todas las edades gritaron como nunca: ¡nos queremos vivas!
Morelia, Michoacán. Eran las 4 de la tarde, el sol azotaba
la cantera de majestuosos edificios levantados sobre la calle más importante de
la ciudad, parecÃa un domingo normal, como todos, a no ser porque un par de
mujeres con los labios pintados de morado y un pañuelo verde bien amarrado en
la mano, resaltaron entre las decenas de personas que caminaban por las
banquetas.
Uno, dos, tres minutos después, mujeres solas, otras
acompañadas, y unas más en grupo, comenzaban a notarse más entre la gente. La
mayorÃa vestÃa de negro, algunas traÃan enrolladas cartulinas con mensajes, los
cuales serÃan leÃdos y gritados en punto de las 5 de la tarde.
Pasó media hora de que las primeras llegaron, los alrededores de Las
Tarascas ya lucÃan con grupos de mujeres que hablaban acaloradamente,
unas daban instrucciones, otras escribÃan con gruesos plumones y pintura
sobre telas blancas.
Los mensajes se replicaban: ¡NOS QUEREMOS VIVAS!
Sobre la Madero, esa avenida llena de altas torres de
imponentes iglesias católicas, los pasos de las mujeres que iban tarde,
comenzaron a escucharse más a prisa y con ello, una ligera sensación de
adrenalina se expandió por el aire.
Un rara emoción que te obliga a pensar, fue lo que sintieron los
peatones que, obligados a detenerse por un semáforo, se toparon con dos
mujeres adultas y una joven que, al detenerse también para que pasaran
los automóviles y, como sà se hubieran puesto de acuerdo, extendieron
sus cartulinas que decÃan: “Estado feminicidaâ€, “Aunque me critiques,
lucho por tus derechosâ€. El semáforo marcó el verde y todos continuaron,
ellas a exigir por su vida y los demás -ojalá- se llevaron algo que
pensar.
Dieron las 5 en punto y las mujeres hicieron dos grupos: en
el primero se desplazó hacia la Plaza José MarÃa Morelos, “El Caballitoâ€, no se
aceptaron hombres, era un movimiento hecho solo por ellas, quisieron gritar
juntas lo que tenÃan desde las entrañas. Un grito de mujeres. Este grupo
liderarÃa la marcha; la otra conglomeración se quedó en Las Tarascas, ahà habÃa
hombres y mujeres que sumaban esfuerzos.
5:15 de la tarde y ya se contaban por miles. Morelianas lo
lograban, no fueron cientos, sino miles. Innumerables pies sonarÃan fuerte ante
la vista de los curiosos.
La marcha partió y los gritos comenzaron a llenar los rincones de
cantera rosa: “No sea indiferente, matan a mujeres en la cara de la
genteâ€.
Iban a paso lento, se detenÃan en las esquinas, “El machismo
sà es terrorismoâ€, “Ni una más, ni una asesinada másâ€.
Más mujeres llegaban y se incorporaban a la marcha, las
habÃa de todas las edades, bebés en carriolas sujetadas por una madre; también
habÃa adultas mayores que por años vivieron una opresora violencia machista.
Una sobria fachada del Palacio de Gobierno y una impecable
Catedral aguardaban su llegada. El suspenso se sentÃa y una duda flotaba: ¿Qué
pasarÃa cuando llegara esa masa negra y morada que se veÃa a unas cuadras?
Más de 20 minutos duraron las miles de mujeres en llegar todas a las
afueras del Palacio, fueron tantas, que tuvieron que acomodarse a lo
largo de 4 cuadras.
Una vez juntas, pasó de todo. Gritaron con más fuerza,
lanzaron humos morados, agitaron las pancartas, otras corrieron a pintar los
muros para recordar a Ingrid y Fátima. Sobre las aceras se guardó silencio y se
observaba, nada ni nadie podÃa afectar su manifiesto.
Y luego vino el silencio. Las lÃderes alzaron el puño, y una
gigantesca ola de manos cerradas empezó a correr por la avenida y asÃ, todas
con los puños en lo alto guardaron silencio, un silencio sepulcral. Después de
unos minutos, se arrodillaron sobre el asfalto caliente para honrar la memoria
de tantas vÃctimas de feminicidios.
El sol comenzó a esconderse -ya faltaba poco para las 7 de
la noche-, gritos no cesaban y los silencios volvÃan.
El aire olÃa a lucha, a memoria, pero también a triunfo: Morelia, una
provincia conservadora y la capital de Michoacán, habÃa logrado algo
que pasará a la historia: junto a ¡miles! de mujeres y este acto se
devolvió la esperanza que, a veces, se cree perdida.
Para mas noticias dale Me Gusta a nuestra pagina
Por: La Voz de Michoacán